Crisis del petróleo


España es una economía europea desarrollada y periférica, pero debido a su situación política, la respuesta a la crisis del petróleo fue distinta a las del resto de economías europeas.

La crisis económica tuvo una mayor extensión en España que en el resto de los países de la OCDE y se debe a esa conjunción de factores económicos y políticos, que aplazaron las reformas necesarias para suavizar los efectos de la crisis.

El resultado fue que la Campsa disminuyo sus beneficios y con ello el déficit público. Hasta finales de 1975 se subieron los precios de los combustibles, y se retrasó la reconversión industrial. Esta situación agravó la crisis de 1979, dejando una crisis económica más severa que en otros países, coincidiendo además con un proceso de transición política hacia la democracia que fue la cuestión prioritaria para los gobiernos y los partidos. Hubo que esperar a 1977 con el primer gobierno democrático para el establecimiento de las primeras medidas ante la crisis económica y política, bajo el nombre de Pactos de la Moncloa. Algunas de las medidas estructurales emanadas de los Pactos de la Moncloa se paralizaron tras el consenso de la Constitución con el primer gobierno minoritario de Unión de Centro Democrático (UCD) y hubo que esperar al gobierno mayoritario del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) para la culminación de las medidas, la superación de la crisis, que, junto con la recuperación económica mundial, permitió una etapa de crecimiento de la economía española entre 1985 y 1992.

Por lo tanto, se puede decir que, en mayor o menor medida, los factores políticos son explicativos de la crisis por dos razones. En primer lugar, por el poco interés que mostraron los gobiernos a la política económica durante la transformación institucional; en segundo lugar, debido a que la transición política generó una incertidumbre que conllevó una gran pérdida de inversión empresarial.

Las primeras consecuencias de la crisis, entre los años 1973 y 1974, se manifestaron en una caída de la Renta nacional en un 3%, en la aceleración de la inflación en un 17%, y en el déficit de la balanza de pagos respecto del PIB, del orden del 3,5%. 

A partir de 1985 se dio una etapa de crecimiento de la economía española hasta 1992, sin saber si la mejoría de la situación provino del éxito de la reconversión industrial iniciada por el gobierno, o si fue producto de factores externos que tuvieron sincronía a mediados de los años 80, como la mejora de la economía mundial, la entrada de España en la Comunidad Europea o la bajada de los precios del petróleo







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